Sorprendente, y en espera
de cómo se desarrollen los acontecimientos, positiva noticia la que nos llega
del sudeste asiático. El ministerio de Justicia de Vietnam ha abierto un
periodo de consultas para modificar la ley y permitir el matrimonio entre
personas del mismo sexo.
El gobierno comunista de
Vietnam comenzó a tratar el tema en reuniones celebradas desde el pasado mes de
abril y tiene la intención de que se discuta en la Asamblea Nacional (el
parlamento unicameral) en la primavera de 2013. Algunas de las organizaciones a
las que se ha remitido la consulta son el Tribunal Supremo, el departamento de
política de familia y la facultad de derecho de Hanoi, la capital del país.
En la misiva, el gobierno
reconoce por una parte que la comunidad LGTB se está “expandiendo” en Vietnam y
que permitir el matrimonio igualitario es necesario para proteger las
libertades individuales; sin embargo, opina que es “todavía muy pronto” para
llevarlo a la práctica, teniendo en cuenta la cultura y las tradiciones en las
familias vietnamitas.
A pesar de que la
recomendación oficial del gobierno es mantener por ahora la legislación que
define el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, el ministerio
admite que la convivencia entre personas del mismo sexo es un “fenómeno real”,
y que por lo tanto hace falta legislar en el terreno de los impuestos y la
protección de los menores.
En la actualidad, Vietnam
no reconoce ningún derecho a las parejas del mismo sexo. Aunque los actos
homosexuales no están ni han estado nunca penados, la celebración pública de
una unión entre dos hombres que se produjo el pasado mes de mayo fue abortada
por la policía y la pareja fue multada con 200.000 dongs (unos ocho euros).
Ningún país de Asía
reconoce a las parejas del mismo sexo el derecho a contraer matrimonio, aunque
Nepal se encuentra pendiente de la aprobación de una nueva Constitución que, en
aplicación de un fallo de su Tribunal Supremo, debe reconocer diversos derechos
a las personas LGTB, entre ellos la posibilidad de contraer matrimonio. Sin
embargo, dificultades políticas ajenas a la causa LGTB llevan dificultando
desde hace un par de años la aprobación de esta nueva Constitución, retrasando
la entrada en vigor del que debería ser un marco jurídico igualitario.
Tomado de: http://www.dosmanzanas.com/
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