Papa Francisco
Foto: http://totallycoolpix.com
Aun así en una entrevista para “La Civiltà Cattolica”, la publicación de la Compañía de Jesús aborda algunos temas hasta ahora tabú como el poder de las mujeres en la iglesia, el aborto y, por supuesto, la homosexualidad.
“En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos ‘heridos sociales’, porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso”, ha declarado.
Es la segunda vez que se refiere a este tema expresamente, después del encuentro de prensa durante su vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud y a eso se volvió a referir: “Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo.
La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal.
Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, ¿Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano.
En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.
En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.
Francisco fue aún más allá y criticó que la iglesia se haya mostrado “obsesionada” con temas como el matrimonio gay y el aborto y llamó a pasar página. Igualmente, rechazó que le tacharan de conservador:
“Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas.
Tomado de: http://www.ociogay.com
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