Por: José Palacios (MDR)
El 28 de Junio de 2009, es indiscutiblemente una fecha histórica para el pueblo hondureño. Ese fatídico día, los atracadores y usurpadores del poder político, económico y religioso del país a través de su arma favorita, el golpe de Estado, intentaron nuevamente silenciar el clamor popular por la construcción de un nuevo pacto social que le devolviera al pueblo hondureño lo que le han negado por más de 500 años; el poder de decidir, construir y conducir libremente su propio destino.
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La oligarquía burguesa hondureña -en complicidad con el imperialismo norteamericano- activó los mecanismos que tradicionalmente le han servido para mantener el status quo: el capitalismo salvaje, la brutalidad armada, el terrorismo mediático y el fundamentalismo religioso. Pero en esta ocasión cometió un error histórico, creyó torpemente que el pueblo hondureño no había evolucionado, que continuaba siendo un pueblo sumiso, apacible, crédulo, de memoria corta y fácilmente manipulable.
Ese pueblo subestimado reaccionó inmediata y espontáneamente, millones de personas organizadas y no organizadas, de todos los estratos sociales, políticos, económicos y culturales se movilizaron en acción de protesta ante este nuevo ataque a nuestra incipiente democracia; propiciando con ello el surgimiento de una organización política y social caracterizada por su diversidad, el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
Las personas que asumimos una orientación sexual o una identidad de género diferente a la “normalidad” impuesta por las minorías dominantes mencionadas anteriormente, nos incorporamos inmediata y decididamente a esta lucha política y social, nos hemos mantenido en ella y continuaremos en ella hasta el final. Pero nuestra resistencia contra todo tipo de imposición y dominación de esas minorías nefastas, irracionales e inhumanas no inició el 28 de junio de 2009, hemos estado en resistencia contra lo establecido desde que nacimos.
El involucramiento de la comunidad Lésbica, Gay, Transexual y Bisexual (LGTB) en las luchas orientadas por el FNRP tiene un matiz histórico pero, enfatizamos, nuestra causa no surge a raíz del golpe de estado. Desde hace muchos años hemos luchado por disminuir los altos niveles de discriminación, de estigmatización y del señalamiento de la sociedad; hemos promovido, defendido y exigido el reconocimiento de nuestros derechos humanos fundamentales; hemos reclamado un trato equitativo y el respeto pleno a nuestra orientación sexual e identidad de género.
El 28 de Junio de 1969, exactamente 40 años antes del golpe de estado, en Nueva York se escenificó lo que hoy se conoce como los “disturbios de Stonewall” que consistieron en una serie de manifestaciones de la comunidad LGTB en contra de la barbarie policial tras una redada en un bar gay conocido como Stonewall Inn. Esta es probablemente la primera ocasión, en la historia de Estados Unidos, en que la comunidad LGTB se cohesionó para luchar contra un sistema fascista y hostil que perseguía y maltrataba a personas homosexuales con el beneplácito del gobierno.
Foto:http://web1.taringa.net/posts/info/4893319/Disturbios-de-Stonewall-_GAY.html
Una historia similar vivió la comunidad LGTB hondureña durante y después del golpe de estado, pero a diferencia de “Stonewall”, las fuerzas represoras del régimen de facto tenían “licencia para matar,” por lo que a partir del 28 de junio de 2009 se reportan más 40 personas de la comunidad LGTB asesinadas, sin que hasta la fecha se haya judicializado un tan sólo caso, lo que demuestra la impunidad imperante en este régimen.
El golpe de estado de 2009 fue el detonante que despertó al pueblo hondureño de su letargo ancestral. Los “disturbios de Stonewall” también fueron el detonante de la lucha por la reivindicación de los derechos humanos de la diversidad sexual en todo el mundo. El 28 de Junio de 1970, un año después de los disturbios, se realizaron las primeras “Marchas del Orgullo Gay” que actualmente se celebran casi globalmente.
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La casualidad ha permitido que el Día del Orgullo LGTBI coincida con la conmemoración del Golpe de Estado de 2009, tanto las luchas de la resistencia hondureña –de la cual somos parte- y de la comunidad LGTB buscan un objetivo común -no casual-: La transformación de las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales que propicie una sociedad más justa, equitativa, respetuosa, reivindicativa de derechos y humana. Por ello somos revolucionaria y orgullosamente lesbianas, gays, travestis, transexuales, transgéneros, y bisexuales resistentes.