jueves, 21 de abril de 2011

Introducción a la vida no fascista




1) Libere la acción política de la vida de toda forma de paranoia unitaria y totalizante.


2) Haga crecer la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, más que por subdivisión y jerarquización piramidal.

 
3) Libérese usted de viejas categorías de lo negativo (la ley, el límite, la castración, la privación, la interrupción) que el pensamiento occidental tanto tiempo mantuvo como formas sagradas de poder y como modos de acceso a la realidad. Prefiera lo que es positivo y múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, las disposiciones móviles a los sistemas. Considere que aquello que es productivo no es sedentario sino nómada.



4) No se imagine que hay que estar triste para ser militante, aún si la cosa que se combate es abominable. Es el enlace del deseo y la realidad (y no su huida en las formas de la represión) lo que posee una fuerza revolucionaria.



5) No utilice el pensamiento para dar a una práctica política un valor de verdad; ni la acción política para desacreditar un pensamiento, como si éste no fuera más que pura especulación. Utilice la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como un multiplicador de formas y dominios de intervención de la acción política.



6) No exija que la política restablezca los “derechos” del individuo tal como la filosofía los definió. El individuo es el producto del poder. Lo que se necesita es “desindividualizar” por medio de la multiplicación y el desplazamiento, la disposición de combinaciones diferentes. El grupo no debe ser el enlace orgánico que une a individuos jerarquizados, sino un constante generador de “desindividualización”.



7) No se vuelva amante del poder.

Michel Foucault

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