Nohelia Cadenas
Foto: http://badoo.com
En Honduras estuvo a punto de morir a manos de un hombre al
que el Estado lo instruyó para darle protección a la ciudadanía. Hoy en día
radica en la madre patria y gracias a ello puede contar su historia. Se trata
de Nohelia Cadenas, de 24 años, una transexual hondureña que estuvo al borde de
la muerte cuando un oficial de policía hondureño le propinó tres tiros y 22
cuchilladas.
Cuando eso ocurrió tenía 19 años y se dedicaba a la
prostitución en Tegucigalpa. Según relata, el policía le pidió un servicio,
pero ella se lo negó: “Al día siguiente volvió para raptarme. Me llevó lejos de
la ciudad, a la montañita, donde aparecen las personas muertas, y me dijo: ‘Yo
soy el que mata a las travestis y a los maricones. Te voy a dejar donde las
dejo a todas”, recita ahora con sosiego. La dejó allí, pero sobrevivió.
La sentencia condenatoria de su agresor, Amado Rodríguez
Borja, fue un hito para los defensores de los derechos de los transexuales en
Honduras. Una de las únicas en la última década, según Human Rights Watch. “Mi
país es tan machista que con solo verte te discriminan. Allí no respetan
nuestra intimidad”, lamenta ahora, cinco años después, con el carné de
refugiada política en España en las manos. Lleva casi tres años en España con
un permiso de residencia temporal.
“Cuando salí del hospital tenía mucho miedo a denunciar.
Pensaba que como era policía no me iban a coger la declaración y que me
rechazarían la denuncia. Pero al final, una amiga investigadora del Ministerio
Público me convenció para que lo hiciera y me aseguró que me protegería”,
explica.
A medida que avanzaba el juicio, Cadenas estaba cada vez más
asustada porque, según relata, los investigadores del caso descubrieron que se
trataba de uno de los narcotraficantes que gestionaba el tráfico de droga de
Tegucigalpa y que alrededor de su caso, unos 25 fiscales, abogados y testigos
recibieron amenazas.
Uno de ellos fue asesinado: “Era mi amiga que declaró cuando
me secuestraron. Íbamos a comprar ropa para yo venirme a España. Ese día estaba
asustada y me vestí de chico, pero se pensaban que me habían matado a mí”.
Ya desde Madrid, donde vive en el centro de refugiados de la
Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) de Getafe, se enteró de que el
juez de Honduras había desestimado el 70 por ciento de las declaraciones de su
testigo, que también se encuentra en España y está a la espera de conseguir
asilo desde hace un año.
“Cuando vi que mi agresor (que fue condenado a entre 10 y 13
años de cárcel) podía quedar en libertad, me dio mucho miedo quedarme sin la
documentación en España, por si me repatriaban”, aclara. Fue entonces, en
noviembre del año pasado, cuando pidió refugio internacional por persecución
política. Presentó informes médicos, la denuncia, la sentencia y páginas de
periódicos sobre su secuestro, la agresión y la persecución de los transexuales
en su país.
Tomado de: http://elheraldo.hn
VAMOS FUERZA Y VALENTIA ABRAZOS.
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