Según denuncian defensores de los derechos humanos, el
gobierno de Putin está utilizando tácticas similares a las de la KGB para
espiar a los activistas y presentarlos como parte la “invasión homosexual”
occidental.
El gobierno de Putin espió un encuentro privado entre
activistas LGTB locales y cuatro de las mayores organizaciones internacionales
de derechos humanos. Este hecho se enmarca en la escalada de la represión que
se está viviendo de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Sochi, según recoge
Buzz Feed.
La existencia de este espionaje se puso de manifiesto el
pasado 12 de noviembre cuando un canal de la televisión estatal retransmitía
grabaciones de audio de esa reunión como ejemplo de la “amenaza para Rusia” que
supone que los “homosexuales intenten infiltrarse en nuestro país”.
Desde la aprobación de la ley que prohíbe la “promoción de
relaciones sexuales no tradicionales entre menores”, las actividades del
gobierno se han encaminado a eliminar la homosexualidad de la vida pública. Sin
embargo, esta es la primera vez que los activistas son conscientes de que las
autoridades han espiado de forma directa sus encuentros privados.
Al resaltar la presencia e interés de grupos de defensa de
los derechos humanos procedentes de occidente, se sientan las bases para poder
acusar a los activistas LGTB rusos de ser “agentes extranjeros”.
Con la ley del
“agente extranjero” aprobada el año pasado en la mano, esto podría suponer la
imposición de elevadas multas si se descubre, por ejemplo, que las
organizaciones rusas han recibido fondos de grupos extranjeros sin comunicarlo
a las autoridades.
En la emisión del canal estatal de televisión, la reunión
espiada se describía como “una conferencia de objetivos inciertos, cerrada al
público y financiada por la Fundación Soros, realizada porque los extranjeros
temen que la LGTBización de Rusia está yendo demasiado despacio”.
Tomado de: http://noticias.universogay.com
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