Por: Rodolfo Cortés Calderón
Alma de guerrero, corazón de niño.
Naciste para la guerra, empuñaste los ideales
de Seres y de Minerva,
contra la injusticia y el sometimiento patrio.
Imbatible hijo de Lempira,
diste tu vida por la educación pública.
La educación que niegan los mercaderes,
la educación que negocian los predicadores.
Los que venden o regalan por pedazos a Honduras.
Porque hacen negocio con las necesidades del pueblo.
A los 17 años apagaron tu luz
porque a la oligarquía, le estorban los jóvenes,
más si son rebeldes y revolucionarios.
Por eso tus padres te heredaron dos dignos apellidos
Guerra y Guerrero.
Tu sangre será recogida por los jóvenes de Honduras
y la generaciones venideras
que agradecen tu gesto valiente y heroico.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
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