Rafael Reátiga y Richard Píffano
Foto: http://www.elliberal.com.co
La historia es terrible. En enero de 2011 dos jóvenes sacerdotes morían asesinados en Bogotá. Inicialmente se pensó que habían sido víctimas de un robo. Finalmente, la investigación ha dado un giro sorprendente: los dos religiosos, que todo apunta a que mantenían una relación, hicieron al parecer un “pacto de muerte” y contrataron a sus propios asesinos tras conocer que uno de ellos padecía VIH.
La Fiscalía colombiana averiguó que los sacerdotes Rafael Reátiga y Richard Píffano, de 35 y 37 años, habían empezado a poner sus cosas en orden antes de su asesinato: traspaso de bienes a familiares, pago de deudas… Ellos mismos habían anulado compromisos posteriores a la fecha de su asesinato (negándose, por ejemplo, a concertar bautizos). Los agentes investigadores también encontraron que Reátiga y Piffano frecuentaban locales de ambiente gay. Al menos uno de ellos padecía, según ha desvelado la prensa, infección por VIH y sífilis.
Todo ello, unido al rastreo de sus llamadas y finalmente al testimonio de uno de los sicarios contratados ha llevado a aclarar la sorprendente y triste historia: los sacerdotes habrían encargado su propia muerte, al parecer después de haber fracasado una tentativa de suicidio conjunta. Una medida desesperada que pudo tener como objeto evitar que sus familias sufrieran por su estado de salud, además de que se conociera su condición homosexual.
Tomado de: http://www.dosmanzanas.com/
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