La situación en Rusia es bastante alarmante para la
comunidad LGBT. Si bien, Rusia despenalizó la homosexualidad hace 20 años, la
sociedad en la actualidad sufre de una fuerte homofobia, acrecentada por los
poderes de la Iglesia Ortodoxa y el Islam, muy presentes en todo el país.
La semana pasada, una pareja de chicas adolescentes acabaron
suicidándose juntas al no poder sobrellevar más el tremendo acoso lesbofóbo al
que estaban sometidas. Una psicóloga que trabaja normalmente con homosexuales,
advirtió indignada acerca de la ley que está a punto de aprobar la DUMA sobre
la 'propaganda homosexual', y dijo 'la actual ley legaliza la violencia contra
los homosexuales y en todas partes se registra un auge de la retórica homófoba,
pero sobre todo golpean a los adolescentes'.
Otros aseguran que es difícil denunciar los diferentes
ataques a los que es sometida la población rusa LGBT, debido a que la palabra
homofobia no existe como tal en la legislación: 'el principal problema jurídico
de LGBT es que en la legislación es como si no existieran, no están reconocidos
como un grupo social, no existe el concepto de homofobia y por eso es difícil
demostrar los motivos homófobos que hay tras expulsiones, despidos, palizas y
asesinatos'.
También reconocen los propios activistas LGBT rusos que su
movimiento aún es débil, si bien van consiguiendo poco a poco cada vez más
apoyos. Por otro lado, también existe una división entre los propios defensores
de los derechos LGBT, ya que unos creen que se debe profundizar en la labor
informativa para la sociedad rusa, y otros creen que deben celebrarse
encuentros y marchas LGBT aunque vulneren las políticas del país, como acto de
reivindicación.
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