La Cámara de Representantes de Uruguay ha aprobado este
miércoles la ley que abre el matrimonio a las parejas del mismo sexo con el
voto de 71 de 92 diputados presentes.
El texto debe ser promulgado en un plazo de 10 días, aunque
según algunas fuentes durante la sesión se acordó votar en 90 días un texto
corregido para eliminar algunos errores de redacción presentes en el texto
recibido del Senado.
Se trata, en cualquier caso, de una jornada histórica para
los derechos LGTB en América Latina. Al grito de “libertad, libertad”, el
público presente en la tribuna estallaba en aplausos y llantos emocionados al
conocerse el resultado de la votación.
Uruguay, ya elaboró en 2007 una ley de uniones
concubinarias, y en 2009 aprobó una ley de adopción abierta a todas las parejas
con independencia de su orientación sexual y una ley de identidad de género.
El tramo final del proceso tampoco ha estado exento de
sobresaltos. En diciembre, tras la primera votación en la Cámara de
Representantes, saltaba la decepción cuando una mayoría de senadores del Frente
Amplio -la coalición de izquierda que gobierna Uruguay- cedía a la presión de
los opositores al matrimonio igualitario y decidía retrasar la votación del
proyecto.
Pero tal y como se prometió entonces este retomaba su
andadura parlamentaria en marzo. El pleno del Senado lo aprobaba finalmente la
semana pasada con los votos del Frente Amplio, además de varios votos
procedentes de los opositores Partido Nacional y Partido Colorado, aunque
introduciendo modificaciones menores que obligaban a una segunda votación por
la Cámara de Representantes, que ha tenido lugar este miércoles.
De poco han servido los ataques de la jerarquía católica, y
en concreto del arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, que aprovechó su
homilía de la misa del Domingo de Resurrección para pedir a los legisladores
uruguayos que rechazaran el proyecto.
La Conferencia Episcopal del Uruguay hacía este miércoles un
último intento de detenerlo mediante la publicación de un comunicado que
reproducía los argumentos que el nuevo papa, el argentino Jorge Bergoglio,
utilizó en su momento para oponerse a la aprobación de una ley similar en
Argentina. Tampoco la invocación al papa ha funcionado.
Tomado de: http://www.dosmanzanas.com/
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