Benedicto XVI
Gabriele Paolini comenzó a sabotear las transmisiones
televisivas en 1996, año en el que uno de sus mejores amigos murió de sida. Sus
reivindicaciones defendían en un principio el uso de los preservativos pero el
morbo por volver a verle hizo que sus intrusiones se convirtiera en un simple
incremento de audiencia.
Se ha denominado a sí mismo “contaminador televisivo”, pues
él solo ha logrado entrometerse en más de 20.000 retransmisiones, por eso entró
en el libro Guinness de los Récords. En el 2006 consiguió salir airoso y venció
a la radiotelevisión pública italiana, RAI, cuando un juez consideró que sus
intrusiones no eran un delito ya que disparaban la audiencia.
Finalmente ha acabado en prisión, pero incluso desde su
celda de la prisión de Regina Coeli ha logrado desatar el escándalo, pues acaba
de acusar al Papa Emérito de visitar lugares no precisamente religiosos: “Tenía
14 años cuando conocí a Joseph Ratzinger en un sauna para homosexuales, en
Turín “.
Un conocido bufete de abogados de Roma ya ha pedido que se
pongan en manos de la Fiscalía estas declaraciones por si constituyen delito de
difamación contra el Papa Emérito.
Tomado de: http://www.ociogay.com
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