Juan Pablo II y el dictador Augusto Pinochet
Foto: https://sacolargo.files.wordpress.com
Juan Pablo II no puede ser un ejemplo. Más allá de que
ordenaba creer en cosas de las que no hay una sola prueba (dios o los dogmas) y
de que exigió obediencia ciega desde el último estado teocrático de Occidente,
el polaco vejó valores humanistas y democráticos. Los siguientes párrafos
explican por qué no puede ser santo.
Protección a Marcial Maciel y a los curas pederastas
Su omisión a la hora de denunciar a curas pederastas (muy
notoriamente el mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo)
no sólo es falta de santidad, sino un delito.
Durante años, centenas de víctimas escribieron directamente
a Juan Pablo II para denunciar las violaciones y estupros que habían sufrido
por parte de sacerdotes. Le daban fechas, nombres y versiones coherentes. Cerró
los ojos, y siguió aceptando el dinero que venía de los Legionarios y
organizaciones parecidas.
Otro caso fue el del otrora cardenal de Boston Bernard Law,
que fue demandado 450 veces por encubrir a sacerdotes pedófilos. En 2002, tras
entrevistarse con Juan Pablo II, renunció a su arzobispado… pero fue cobijado
por la Iglesia, que lo hizo responsable de una de las parroquias más hermosas e
importantes del mundo: Santa Maria Maggiore, en Roma. Apenas en marzo pasado el
papa Francisco lo removió.
Apoyo a las dictaduras
Otro de los magnos pecados del carismático Juan Pablo II.
Las palabras de rechazo que tenía para los homosexuales o para quienes usan
condón no las tuvo contra Pinochet.
En 1987, Wojtyla fue a Chile. Y el 2 de abril, junto al
golpista Pinochet, salió al balcón principal del Palacio presidencial de la
Moneda a saludar a la multitud. Años después, el secretario personal del papa,
Estanislao Dziwisz, dijo que el pontífice había sido tomado por sorpresa y
obligado a salir junto al dictador. Es lo de menos, ni ahí ni nunca rechazó la
dictadura, que dejó unos 30 mil muertos.
Tomado de: http://colectivodignidad.wordpress.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario