Luis Alberto González
Foto: http://www.elidealgallego.com/
El catecismo de la iglesia católica, en el apartado para la
homosexualidad y castidad, reconoce la existencia de personas homosexuales y
les invita a practicar la castidad, al tener una vida "intrínsecamente
desordenada". A Luis Alberto González, profesor de Religión en la isla de
Lanzarote, le llegó un mensaje en el que le dicen que "ya no es
idóneo" para seguir en las aulas.
González, que antes fue sacerdote, se casó hace dos años con
un hombre. Entonces, remitió una misiva al Obispado informando de su situación.
24 meses de silencio después, tras enviar una Carta al director de EL PAÍS
titulada Buenas noticias, ha recibido la notificación que lo encamina al
desempleo. La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias lo había
ratificado en su puesto de profesor para el curso que comienza en menos de un
mes.
Un breve comunicado enviado por fax define el despido de
Luis Alberto González: "Por motivos de doctrina y moral y al amparo del
derecho canónico se retira la idoneidad como profesor de religión". El
remitente es el Obispado de Canarias. González lo asume con naturalidad,
asegura que "sabía que podía pasar" y asume que "si es así es
así".
Dice que considera que se sale del perfil que busca la
Iglesia católica y que no tiene problemas en reconocer que no es idóneo,
"claro que lo reconozco y por ello pido que me rescindan de manera
justificada y tener derecho a la prestación por desempleo. Ya me buscaré las
castañas".
Después de 15 años con un expediente inmaculado, el profesor
dice que "las personas maduran" y que, en su caso, se ha
"distanciado de determinados postulados católicos". Uno de los
alejamientos fue cuando siendo fiel a su conciencia contrajo matrimonio con su
pareja en 2012.
Siempre pensó que "en un asunto de la vida privada no
había que dar explicaciones", pero dice conocer la Iglesia y "dado
que la institución matrimonial tiene una repercusión pública", avisó y
puso a disposición del Obispado su puesto de trabajo.
González también cuestiona la "manipulación de las
creencias por parte de los que tienen poder en las religiones". No le
parece adecuado seguir “a una religión que se considera portavoz de Dios hasta
el punto de meterse en todas las áreas de la vida de lo que debe hacer una
persona".
El profesor sostiene
que "hay capas de la ciudadanía, como las personas que conforman la
comunidad educativa, que no ven mal el hecho de que alguien homosexual y casado
imparta religión, pero a medida que se sube en la pirámide de la jerarquía
católica, se advierte que están en otra onda, defendiendo algunos temas,
incluso, que se pueden considerar medievales".
Desde el Obispado de Canarias se han remitido a la
notificación que enviaron al profesor, escueta y sin hacer referencia al
prolongado silencio que han mantenido. Su situación laboral ahora se ha llenado
de incertidumbre. Por un lado, a finales del pasado mes, la Consejería de
Educación hizo pública la lista del profesorado que lo incluía para el próximo
curso. Posteriormente, le comunicaron que no reúne los valores necesarios para
impartir la asignatura que imparte.
Desde el Gobierno de Canarias, la viceconsejera de
Educación, Manuela Armas declaró: "A final de mes se sabrá qué pasa con
este profesor, porque el Obispado no nos ha informado aún". Armas sostiene
que "es el Obispado el que ordena los profesores que deben impartir
religión y el que considera si son idóneos o no. Ahora, Educación se va a
encargar de ratificar que no lo es".
"Siempre estarán los que dirán que la Iglesia es como
un club, si no quieres estar, te vas. Yo, sin embargo, defiendo, y he sido
sacerdote, que desde dentro se puede ayudar a transformarla", dice el aún
profesor de religión y concluye: "La propia iglesia tiene que revisarse,
asumir con normalidad estos debates y enfrentarlos".
Tomado de: http://sociedad.elpais.com/
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