Joan Sandy Achieng vivía y trabajaba en
Nairobi y habría sido víctima de una brutal agresión a manos de su propia
novia. A raíz del incidente su familia descubrió su orientación sexual y
procedió a aislarla del mundo exterior reteniéndola desde el mes de marzo en el
hogar familiar en la pequeña localidad rural de Mbita Point, en el oeste de
Kenia. Además, la casaron a la fuerza con un hombre mayor que ella, que habría
estado abusando de ella.
Según amigos de la fallecida, su teléfono
habría sido confiscado y no podía recibir visitas. Pese a ello, se habrían
enterado de su matrimonio forzado y los abusos que sufría a causa de los deseos
de su familia de verla embarazada.
Tres días antes de su suicidio Achieng
consiguió contactar con una de sus amistades cercanas, y le contó que ya no
podía más y que estaba dispuesta a suicidarse y acabar con el sufrimiento en
que se había convertido su vida. Prometió llamar de nuevo para dar noticias
sobre su situación, pero desgraciadamente dicha llamada nunca llegó a producirse.
Las activistas lesbianas que están
investigando el caso declaran saber de otros cuatro suicidios similares, en los
que las víctimas también fueron casadas a la fuerza con el propósito de
“curarlas”. Suicidios que ponen de manifiesto el escaso o inexistente apoyo
familiar con que cuentan las personas LGTB en el país africano.
Tomado de: http://www.dosmanzanas.com
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