martes, 29 de abril de 2014

Por qué Juan Pablo II no fue ningún santo... (Parte 2)

Juan Pablo II reprende al teólogo de la liberación Ernesto Cardenal
Foto: https://radiocristiandad.wordpress.com

3. El abaratamiento de las canonizaciones

Juan Pablo II dictó las reglas gracias a las cuales, ahora, califica para ser santo: vivir los valores católicos en grado heroico y haber realizado dos milagros. Rebajó la cantidad de milagros requeridos y, lo más importante, derogó la figura conocida como “abogado del diablo”, que era el encargado de investigar a profundidad la vida del beato y buscar si perpetró iniquidades en vida. 

Ahora sólo se puede hablar bien del candidato a santo. Paralelamente, el tiempo para canonizar se acortó. Transcurrirán sólo siete años de la muerte de Wojtyla a su entronización a los altares. Antes se requerían al menos 30 años, para poder observar el legado de la persona con perspectiva histórica.


4. La suciedad irresoluta del banco Ambrosiano

Antes de que Juan Pablo II asumiera el papado (1978) comenzó el escándalo del banco Ambrosiano: lavado de dinero, fraude, vinculación con la mafia y hasta venta de armas en la que estaban inmiscuidos los directivos del Banco Vaticano y sacerdotes de la curia.

Juan Pablo II no pudo o no quiso solucionar el caso (de hecho, quienes estaban detenidos fueron hallados inocentes en 2007). El asunto es harto importante por dos razones: analistas indicaron que la muerte de Juan Pablo I en 1978 (antecesor de Wojtyla) podía estar relacionada con el Ambrosiano. 

La otra razón es que el desastre financiero que implicó no se ha solventado. Incluso, una de las últimas decisiones del entonces papa Benedicto XVI —nombrar un nuevo director del nuevo banco Vaticano— muy probablemente estuvo relacionada con su renuncia al pontificado, si se da crédito a los documentos de Vatileaks.


5. Ataque contra los teólogos disidentes

Juan Pablo II atacó con todo la Teología de la Liberación, que afirmaba que no hay iglesia sin el pueblo (lo que debería ser una redundancia, pues en griego “ekklesía” significa comunidad, reunión, pueblo…). Aseguraba también que el reino de Dios también puede ser de este mundo y que los sacerdotes deben vivir, acompañar y ser pobres. 

La Congregación de la Doctrina de la Fe (entonces liderada por Joseph Ratzinger) condenó al ostracismo a algunos de los más eximios representantes de esta escuela: Leonardo Boff, Jon Sobrino, Camilo Torres y Samuel Ruiz. Otro caso es el del Hans Küng, quien sin ser teólogo de la liberación era considerado progresista. También a él se le prohibió dar clases.

“El cuestionamiento del Papa contra la teología de la liberación comenzó en 1979, en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, y fue atizada por monseñor Alfonso López Trujillo, secretario general, primero, y presidente, después, de dicha Conferencia y afín al Opus Dei, con una influencia creciente en la Curia romana, donde actualmente ocupa el cargo de presidente de la Congregación para la Familia.

En la campaña antiliberacionista ha jugado un papel nada desdeñable el Opus Dei, a través de influyentes teólogos y obispos latinoamericanos simpatizantes o numerarios, que han marginado -e incluso perseguido— en sus respectivas diócesis a laicos, sacerdotes, religiosos/as y comunidades de base, líderes comprometidos socialmente en la lucha contra la injusticia estructural, y han denunciado ante el Vaticano a teólogos y teólogas de la liberación.

Entre los más fieles al fundador y más críticos con la teología de la liberación cabe citar al cardenal Cipriani, arzobispo de Lima, y a monseñor Sáenz Lacalle, arzobispo de San Salvador.”(Diario Internacional).

Tomado de: http://colectivodignidad.wordpress.com/

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