miércoles, 30 de abril de 2014

Comunicado del MDR en conmemoración del 1o. de Mayo


LA DIMENSIÓN SEXUAL DEL 1o DE MAYO

La discriminación soterrada y simbólica de las mujeres transgénero y transexuales, las mujeres lesbianas y los hombres gays en el ámbito laboral, ha sido una de las aristas menos documentadas no sólo por el movimiento LGTBI si no también un tema ausente en las agendas del sindicalismo y las luchas por los derechos laborales en un Estado de derecho. Podría decirse que en este escenario el planteamiento en países como Honduras, debería buscar documentar no sólo la existencia de la discriminación o el estigma asociados a la condición de orientación sexual o de género en el campo laboral, si no que debería poderse decir con propiedad que en el campo laboral existen dos dimensiones: 1) que tiene que ver con la vivencia de la exclusión y el maltrato de los miembros de la comunidad LGTBI en sus lugares de trabajo y 2) la dimensión que está determinada exclusivamente por el no acceso, o la falta de oportunidad del respeto al derecho de contar con un trabajo digno.

Es en esta última donde se hace necesario abrir la caja de pandora para desnudar una realidad que parece ajena a las luchas relacionadas con el campo laboral y que a veces tan sólo no nos importa porque está doblemente vetada por una sociedad conservadora y dependiente de un capitalismo que amplía las desigualdades. Estamos seguros de que los mártires de Chicago en 1886, pretendían eliminar un las condiciones inhumanas del empleo, de tal forma que no dependiera de las necesidades, creencias, prejuicios o valoraciones subjetivas de los empleadores ni del Estado en su conjunto; si no que era sumamente importante asegurar que todo trabajador y toda trabajadora gozaran por igual de un trato justo, humano e igualitario en las empresas y en los escenarios de empleos públicos o privados.

En Honduras el ser lesbiana, trans o gay implica un reto mayor para asegurar ese respeto a sus derechos como empleado y empleada; partiendo de lo anecdótico, es bien sabido que son frecuentes las situaciones donde se sufre de violencia laboral, despidos injustificados, y fuerte hostigamiento en los lugares de trabajo. En 1999 la organización LGTB Asociación Colectivo Violeta, tuvo que hacer una fuerte campaña para lograr el asilo de “Claudio” un ex – empleado del Banco Atlántida que fue despedido sin derecho a prestaciones, debido a su condición de ser homosexual, eso quedó explicitado en la propia carta de despido; además de lo anterior la víctima fue objeto de burlas y malos tratos en el Ministerio de Trabajo, cuando se acercó en busca de ayuda y asesoría legal. En 2001, “La chunga” una transexual recién graduada de la carrera de derecho, fue expulsada a empujones de los juzgados de San Pedro Sula cuando solicitó fuera revertida la decisión del colegio de abogados de impedirle ejercer como abogada debido a su condición de género.

Otros casos como el de “Francisco” (Q.E.P.D) un ex – activista del movimiento LGTB hondureño que año tras año intentaba conseguir un empleo fijo, sin embargo, cada vez que se presentaba a una entrevista de trabajo la situación se repetía una y otra vez; “… la señora que me atendió se puso rojita cuando me vio y me preguntó si yo era la persona del curriculum, luego de un rato varios hombres que trabajaban ahí venían con la excusa de buscar o preguntar algo, pero yo sabía que venían a verme, salían riéndose de la oficina y yo podía escuchar sus carcajadas afuera…” después de muchos años y muchos intentos fallidos en los que nunca recibió una oportunidad, la calle y la prostitución se convirtieron en su modo de subsistencia hasta, el día que fue asesinado por desconocidos en las calles de Tegucigalpa.

También casos como el de “la juanita” una mujer transexual que lleva 16 años trabajando como cantinera y prostituta de una red de explotación y trata de personas, que la compró cuando apenas tenía 12 años de edad y desde entonces ha recorrido varios países como esclava de esta red (Honduras, Guatemala y México), para la que trabaja desde las 10 de la mañana hasta el amanecer, todos los días de la semana, todos los meses del año y por lo que sólo recibe a cambio su alimentación, un lugar donde dormir y algo de ropa.  

Son innumerables los casos que se conocen y muchas más crudas las historias de terror amparadas en la exclusión y en la desigualdad, que han venido sucediendo generación tras generación a los miembros y a las miembras de la comunidad LGTBI en lo que se refiere al ámbito laboral.

Es por esta razón que el Movimiento Diversidad en Resistencia ha querido hacer un llamado para que este 1ro de mayo; como hondureños y hondureñas recordemos que los retos como obreros y obreras, como trabajadores y trabajadoras, como sindicalistas y como ciudadanos y ciudadanas de este país; son más grandes de lo que parecen y que requieren de soluciones también más integrales; así mismo, es necesario reconocer que existe una exclusión en el campo laboral “validada” para ciertos sectores sociales como las transexuales, las lesbianas y los gays; y que amparados en un Estado “moral” y de “buenas costumbres”, los movimientos reivindicadores de los derechos laborales hemos sido permisivos con esta desigualdad y participes de esta exclusión gracias a nuestra indiferencia.         

¡Que viva el primero de mayo, que vivan los trabajadores y las trabajadoras de Honduras, arriba los obreros y obreras del mundo!

Movimiento de Diversidad en Resistencia (MDR)
¡Aquí por Derecho!

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