Pueblo:
espero que la presente lectura te pueda y nos pueda ayudar a reflexionar acerca de las estrategias del enemigo para preservar y consolidar su dominación sobre nosotros.
El discurso que abajo anexo, fue dictado por William “Willie” Lynch en la Colonia de Virginia, en 1712, con la intención de enseñar a los terratenientes esclavistas su receta personal para la dominación total de los esclavos. La vigencia de este discurso es tal si lo miramos como parte de los mecanismos de dominación del pueblo y de sus organizaciones sindicales y sociales.
Lynch, además de traficante de esclavos, era un poderoso terrateniente en el Nuevo Mundo. El termino “linchar” se deriva de su apellido.
espero que la presente lectura te pueda y nos pueda ayudar a reflexionar acerca de las estrategias del enemigo para preservar y consolidar su dominación sobre nosotros.
El discurso que abajo anexo, fue dictado por William “Willie” Lynch en la Colonia de Virginia, en 1712, con la intención de enseñar a los terratenientes esclavistas su receta personal para la dominación total de los esclavos. La vigencia de este discurso es tal si lo miramos como parte de los mecanismos de dominación del pueblo y de sus organizaciones sindicales y sociales.
Lynch, además de traficante de esclavos, era un poderoso terrateniente en el Nuevo Mundo. El termino “linchar” se deriva de su apellido.
Saludos!
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“Caballeros, les saludo aquí en la costa del Río James, en el año mil setecientos doce de Nuestro Señor. Primero, he de agradecerles a ustedes, los caballeros de la Colonia de Virginia, por traerme aquí. Estoy aquí para ayudarles a resolver algunos de los problemas con sus esclavos. Su invitación me llegó hasta mi modesta plantación en la India Occidental, donde he experimentado con algunos nuevos y también con viejos métodos para controlar a los esclavos.de la Biblia es bien querida por nosotros. He visto lo suficiente para saber que su problema no es único. Mientras que Roma utilizaba cuerdas y cruces de madera para cuerpos humanos en pie en grandes números, a lo largo de sus caminos, ustedes usan la cuerda y el árbol para la ocasión.
La antigua Roma nos envidiaría si mi programa fuera puesto en práctica. Mientras nuestro barco navegaba al sur del Río James, nombrado por nuestro ilustre Rey, cuya versión
Capté el hedor de un esclavo muerto, colgado en un árbol unas millas atrás. No sólo están perdiendo valioso ganado al colgarlo, sino que tienen revueltas, los esclavos se escapan, sus sembradíos son descuidados demasiado como para obtener una ganancia máxima, sufren de fuegos ocasionales, sus animales son asesinados.
Caballeros, ustedes saben cuáles son sus problemas. No necesito elaborar en ellos. No estoy aquí para enumerar sus problemas, estoy aquí para introducirlos al método que habrá de resolverlos. En mi bolsa aquí, tengo un método infalible para controlar a sus esclavos negros. Le garantizo a todos ustedes que si lo instauran correctamente, controlará a sus esclavos por lo menos unos trescientos años. Mi método es simple. Cualquier miembro de su familia o su capataz puede utilizarlo.
He subrayado un número de diferencias entre los esclavos. Yo tomo estas diferencias y las hago más grandes. Utilizo el miedo, la desconfianza, y la envidia como métodos de control. Estos métodos han funcionado en mi modesta plantación en la India Occidental y funcionará en todo el sur. Tomen esta simple lista de diferencias, y piensen en ellas.
Hasta arriba de mi lista esta la “Antigüedad”, pero sólo esta ahí porque comienza con una A. La segunda es “Color” o matíz. También está la inteligencia, el tamaño, el sexo, el tamaño de la plantación, el estado de la plantación, la actitud de los dueños, si el esclavo vive en el valle, en la colina, en el este, en el oeste, norte o sur, si tienen cabello lacio, si lo tienen quebrado, o si es alto o bajo. Ahora que les he listado las diferencias, les daré un resumen de la acción a seguir, pero antes de ello debo asegurarles que la desconfianza es más fuerte que la confianza y que la envidia es más fuerte que la adulación, el respeto, o la admiración.
El esclavo negro después de recibir esta adoctrinación seguirá con su vida y se reafirmará y regenerará en si mismo durante cientos de años, inclusive miles. No olviden que deben instar en contra al viejo negro contra el joven negro, y al joven negro contra el viejo negro. Deben usar a los esclavos de piel oscura contra los de piel más clara, y a los de piel más clara contra los de piel oscura. Deben usar a la hembra contra el macho, y al macho contra la hembra. Hay que predisponerlos todos contra todos y fomentar y premiar la denuncia.
También sus sirvientes blancos y capataces deben desconfiar de todos los negros, pero es necesario que sus esclavos confíen y dependan sólamente de ustedes. Sus esclavos deben amarlos y respetarlos. Confiar en ustedes únicamente.
Caballeros: estas herramientas son vuestro pase al control. Usenlas. Hagan que vuestras esposas y sus hijos las usen. Nunca pierdan la oportunidad. Si les usan intensamente durante un año, sus esclavos se mantendrán en desconfianza perpetua.
Gracias caballeros.”
William Lynch, 1712.
La antigua Roma nos envidiaría si mi programa fuera puesto en práctica. Mientras nuestro barco navegaba al sur del Río James, nombrado por nuestro ilustre Rey, cuya versión
Capté el hedor de un esclavo muerto, colgado en un árbol unas millas atrás. No sólo están perdiendo valioso ganado al colgarlo, sino que tienen revueltas, los esclavos se escapan, sus sembradíos son descuidados demasiado como para obtener una ganancia máxima, sufren de fuegos ocasionales, sus animales son asesinados.
Caballeros, ustedes saben cuáles son sus problemas. No necesito elaborar en ellos. No estoy aquí para enumerar sus problemas, estoy aquí para introducirlos al método que habrá de resolverlos. En mi bolsa aquí, tengo un método infalible para controlar a sus esclavos negros. Le garantizo a todos ustedes que si lo instauran correctamente, controlará a sus esclavos por lo menos unos trescientos años. Mi método es simple. Cualquier miembro de su familia o su capataz puede utilizarlo.
He subrayado un número de diferencias entre los esclavos. Yo tomo estas diferencias y las hago más grandes. Utilizo el miedo, la desconfianza, y la envidia como métodos de control. Estos métodos han funcionado en mi modesta plantación en la India Occidental y funcionará en todo el sur. Tomen esta simple lista de diferencias, y piensen en ellas.
Hasta arriba de mi lista esta la “Antigüedad”, pero sólo esta ahí porque comienza con una A. La segunda es “Color” o matíz. También está la inteligencia, el tamaño, el sexo, el tamaño de la plantación, el estado de la plantación, la actitud de los dueños, si el esclavo vive en el valle, en la colina, en el este, en el oeste, norte o sur, si tienen cabello lacio, si lo tienen quebrado, o si es alto o bajo. Ahora que les he listado las diferencias, les daré un resumen de la acción a seguir, pero antes de ello debo asegurarles que la desconfianza es más fuerte que la confianza y que la envidia es más fuerte que la adulación, el respeto, o la admiración.
El esclavo negro después de recibir esta adoctrinación seguirá con su vida y se reafirmará y regenerará en si mismo durante cientos de años, inclusive miles. No olviden que deben instar en contra al viejo negro contra el joven negro, y al joven negro contra el viejo negro. Deben usar a los esclavos de piel oscura contra los de piel más clara, y a los de piel más clara contra los de piel oscura. Deben usar a la hembra contra el macho, y al macho contra la hembra. Hay que predisponerlos todos contra todos y fomentar y premiar la denuncia.
También sus sirvientes blancos y capataces deben desconfiar de todos los negros, pero es necesario que sus esclavos confíen y dependan sólamente de ustedes. Sus esclavos deben amarlos y respetarlos. Confiar en ustedes únicamente.
Caballeros: estas herramientas son vuestro pase al control. Usenlas. Hagan que vuestras esposas y sus hijos las usen. Nunca pierdan la oportunidad. Si les usan intensamente durante un año, sus esclavos se mantendrán en desconfianza perpetua.
Gracias caballeros.”
William Lynch, 1712.
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