De acuerdo al libro Armas Secretas: Tecnología, Ciencia y la carrera para ganar la Segunda Guerra Mundial, espías británicos pertenecientes al bloque aliado durante la época del conflicto bélico tramaban disminuir los impulsos más agresivos de Adolf Hitler, mediante el uso de hormonas femeninas que se sembrarían en su comida. La idea era introducir reiteradas dosis de estrógeno para asimilarse a su hermana, Paula Wolf.
El autor del libro es el profesor Brian Ford de la Universidad de Cardiff, quien explica que el estrógeno fue elegido “gracias a que no tiene sabor, además de tener un efecto lento y sutil en la víctima, lo que pasaría desapercibido en quienes probaban la comida del líder nazi antes de que éste la consumiera”. De hecho, el plan de los Aliados por convertir a Hitler en una “Señora Hitler” era sólo una de las tantas descabelladas ideas para “acabar con el estancamiento logístico”, asegura el autor.
“Investigaciones han probado la importancia de las las hormonas sexuales, en ese entonces estaban comenzando a ser usadas como tratamiento para terapias sexuales en Londres. Los Aliados esperaban introducir clandestinamente el estrógeno en el alimento de Hitler y cambiar su sexo, de manera de que fuera más femenino y menos agresivo como enemigo”, explica el académico en su texto.
El autor también atestigua que Gran Bretaña consideró seriamente el plan al ser éste perfectamente plausible. Incluso los espías británicos asignados ya estaban preparados para recibir la orden de llevar a cabo la transformación sexual al dictador.
Tomado de: http://zonadiversa.blogspot.com/
En la lucha por el poder y/o la supervivencia, ninguna idea, estrategia o acción será nunca demasiado descabellada ni demasiado inmoral (aunque por eso mismo, los poderosos procuran desacreditarlas precisamente como simples desvaríos de enajenados). Saludos
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