La sociedad hondureña vive en zozobra; una gran cantidad de crímenes impunes, represión política y una ola incontrolada de delitos comunes, han convertido a nuestro país en uno de los más peligrosos del mundo y han agravado la insoportable crisis social generada por el modelo económico neoliberal.
Todas las capas de la población se ven afectadas por la destrucción acelerada de la convivencia social, sin embargo quienes sufren más son los pobres, que se encuentran en un estado de indefensión frente a la constante agresión de mafias del crimen organizado evidentemente coludidas con los cuerpos de seguridad del Estado y amparadas por los órganos judiciales.
La responsabilidad directa de esta situación recae en la oligarquía, que incentivó y permitió la corrupción de las instituciones que debían proteger a las personas. En el afán de contar con instrumentos represivos con los cuales defender sus intereses económicos, crearon aparatos criminales que hoy no son capaces de controlar. Así lo demuestra su errática política de seguridad.
Hoy, las mismas máquinas de matar que han cometido decenas de asesinatos políticos desde el golpe de Estado, revelan un poder propio. La policía, el ejército, la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público, forman parte de un entramado criminal con múltiples propósitos, que van desde el encubrimiento y la complicidad con el narcotráfico, el robo de vehículos, la extorción y el sicariato, hasta el rompimiento del orden constitucional y la ejecución de crímenes de lesa humanidad.
Ante esta situación, el Frente Nacional de Resistencia Popular, reitera su llamado para organizarse y cambiar el orden social y político actual. Como lo manifiesta el quinto eje de articulación de la lucha política y social, es esencial “exigir la justicia, el respeto a la vida y a los derechos humanos”.
Es imperativo que para el logro de una la salida pacífica y democrática a la crisis que vive la sociedad hondureña, se proceda de inmediato al desmontaje de los cuerpos de represión del Estado, antes de que el poder de éstos crezcan a tal grado que estén fuera del control de las instituciones públicas, como ya ha sucedido en otros países de Latinoamérica gobernados por la derecha.
La solución definitiva a este problema y otros que afectan profundamente a nuestro pueblo, es una Refundación del Estado que incluya la total renovación de los órganos de seguridad y defensa. Hoy más que nunca es claro que necesitamos una Asamblea Nacional Constituyente, compromiso principal de nuestra organización y primera tarea que impulsará el gobierno de transformación de nuestro instrumento político Libertad y Refundación.
¡Resistimos y Venceremos!
Frente Nacional de Resistencia Popular
Tegucigalpa jueves 3 de noviembre de 2011
Tomado de: http://resistenciahonduras.net
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