domingo, 13 de noviembre de 2011

Viendo Más allá del "Cartel de la Granja"

Foto: http://lagringasblogicito.blogspot.com

"Vienen a ofrecer seguridad, pero no sabemos si ellos son los que primero asaltan o mandan a robar para que la gente tenga miedo y accedan a sus servicios, para mí eso es extorsión”, dijo el propietario de un pequeño negocio del sector. Diario Tiempo.
  
Hace ya un mes que el tema de discusión en los medios de comunicación, taxis, redes sociales, bares, parques, cafés, entre otros, es lo referente a la situación de la Policía Nacional, tema que encontró catarsis a raiz del repudiable crimen de los estudiantes de la UNAH, uno de ellos hijo de la Rectora Julieta Castellanos, asesinato adjudicado con pruebas claras a esa entidad que según sus lemas se dedican a "Servir y Proteger" y que desde luego esos enunciados son sólo puras letras vacías.

Ya la novela de como sucedió el crimen, de la inoperancia del Ministerio Público y de ciertas autoridades dentro de la Policía, hasta la jocosidad que las personas se han inventado en torno al tema, ya es de dominio popular. Lo que resulta curioso es que esto no es un tema nuevo para los hondureños y hondureñas. Día a día hemos sido testigos silenciosos de los vejámenes de esta institución, sabemos de mordidas, de como trafican con armas, con drogas, de su implicación con el sicariato y las ejecuciones extrajudiciales, entre otros, para nadie es un tema ajeno, no obstante el temor a la represalías nos ha hecho guardar como diría una Proclama en Bolivia de 1809, "un silencio bastante parecido a la estupidez".

¿Hace cuánto venimos leyendo en los periódicos sobre jóvenes asesinados bajo procedimientos no sólo policiales, inclusive militares? ¿Hace cuánto venimos leyendo denuncias de diferentes entidades de derechos humanos, entre ellas de Casa Alianza sobre estos crímenes? ¿Hace cuánto venimos siendo víctimas de los atropellos de la "jura"?

Pero el meollo del asunto no queda ahí, detrás de tanto sensacionalismo que ha provocado la temática, se esconde algo aún más oscuro, precisamente las estructuras del CRIMEN ORGANIZADO, y no sólo organizado, sino también INSTITUCIONALIZADO. Ultimamente se nos ha querido vender que la violencia vernácula que nos azota es producto de fenómenos sociales como las pandillas, se ha generado una paulatina criminalización de la pobreza y en estas últimas semanas parece que el chivo expiatorio es la entidad policial precisamente por la poca profesionalización de la misma. Desde luego hay que tener claro que la mayoría de policías vienen de los sectores más oprimidos de este país, por ello no sorprende que sean el chivo expiatorio del momento, recordando aquel adagio de que "al perro más flaco, se le pegan las pulgas". Si bien hay plena conciencia de que la Policía Nacional debe depurarse; otras voces hablan de que desaparezca, otras incluso dicen que esta entidad se adhiera al ejército. Pero mirémos más allá.

Imagen: http://www.facebook.com

No sé, si sólo soy yo el que tiene la apreciación, de que con todo esto, las Fuerzas Armadas de Honduras, una institución desligitimada a raiz de su aventura anticonstitucional, cuestionada por los Organismos de Derechos Humanos e inclusive involucrada en delitos asociados al narcotráfico (ejem: el avionetazo), ahorita esté saliendo como en una especie de carroza brasileña, como la gran solución al problema de seguridad que tenemos, pareciera que se quisiera levantar el prestigio de esta entidad igualmente de podrida, en detrimento de la Policia Nacional.

Pero el tema no acaba ahí, aún hay mucha tela que cortar y muchos prismas con el cual ver el asunto. Ultimamente conociendo la situación actual de las instituciones del "orden" del Estado, hemos entrado en una especie de carrera militarista, cada día de compra más "equipo" para el ejército y la policía, el presupuesto para gastos militares ha ido en paulatino crecimiento so pretexto de combatir el narcotráfico y la violencia imperante y cuyos resultados no se ven. Lo cual nos lleva realmente a preguntarnos ¿Qué está pasando entonces? ¿Quien se favorece de esta situación de violencia que vivimos?

Se suele decir que las preguntas complejas usualmente tienen respuestas sencillas, en este caso, no sé si sencilla, pero al menos tangible. El tema de la violencia en el país tiene origen en la mala distribución de la riqueza, de las malas prácticas de las políticas públicas que nunca se han orientado a favorecer al grueso de la población hondureña, sino ha una manada de avorazados, algunos de ellos organizados en el COHEP y sus lamebotas y al final de cuenta tiene un origen sistémico. Por eso les interesa que día a día, nosotros nos preocupemos más por sobrevivir que por preguntar en como se administran las arcas del estado, que estemos más preocupados de quien va al lado de nosotros en el taxi, que en como se firman los contratos y las licitaciones del Estado y a quienes, en fin.

El miedo vende y es un negocio en el cual los inversores no pierden; más violencia, se venden y se compran más armas, es una lógica tan terrorífica que da escalofríos. Mientras no ataquemos las causas reales de la violencia, seguiremos padeciéndola. Mientras callemos, seguiremos siendo testigos y víctimas silenciosas. Sabemos los nombres de quienes están detrás del tráfico de drogas, armas, trata de blancas, del sicariato, del lavado, sabemos los nombres de los políticos y personas involucradas, no nos perdamos, el problema actual es mucho más allá que la Posta Policial de La Granja, no sucumbamos al sensacionalismo, leamos entre líneas, seamos capaces de ver desde diferentes prismas, seamos críticos con lo que leemos para que no nos den atol con el dedo...

Roberto Javier Canizales
Historiador.

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