Josecarlo Henríquez
Foto: http://www.elciudadano.cl/
No
todo son voces uniformes en la lucha LGTB, no son pocos los que consideran que
la aprobación del matrimonio igualitario no solo no es el final de la lucha,
sino que es el principio de la claudicación de la teoría “queer”, que no sólo
defendía una sexualidad que no fuera la heterosexualidad dominante, sino además
una forma de vida que subvirtiera el orden establecido, para empezar, el
matrimonio monógamo.
Alguno
de estos reproches y otros más destacan en la carta que acaba de publicar
Josecarlo Henríquez en el portal chileno
“El ciudadano”, que se define como “puto homosexual”.
“Los
homosexuales poco y nada han hecho para denunciarlo y el presidente del Movilh
-la principal plataforma LGTB de Chile-sólo patalea y censura cuando se pilla
de frente con esa labor que tanto ha pagado durante mucho tiempo, pero en
privado. La prostitución para el movimiento homosexual no es más que algo íntimo,
muy privado ojalá, sin razones para ser politizado ni mantiene ninguna relación
con el discurso “gay” que se expande de la mano del Poder.
Cuando
es pública tal cobranza –más aun cuando es pública y contestataria- el discurso
“gay” o victimiza o acalla y trata de mantener la limpieza y romanticismo de un
imaginario lleno de matrimonios entre gente que sigue pensando –al igual que la
heterosexualidad muchos siglos lo ha creído de ellos- que la prostitución, como
una vez me dijo un activista “gay”, “sólo denigra y ensucia la bandera que
tanto nos ha costado mantener en alto”.
Ellos
han luchado por la inclusión a un mundo que sólo los quiere sentimentales y
consumistas. Han logrado entrar a esa fiesta nacional donde todos aman
románticamente y nadie cobra por un orgasmo. Entonces, las personas que hemos
querido prostituirnos no somos más que una amenaza para su estabilidad tan bien
planchada con el peso de las autoridades”.
“Para
Rolando Jiménez y Pablo Simonetti -líderes del movimiento LGTB chileno- no
somos putos, somos “escort”; somos víctimas que sólo necesitan una regulación
de parte del Estado y el mercado y muchos condones en nuestros bolsillos.
Para
su debilucho y lamebotas movimiento homosexual no somos más que una amenaza que
debe ser identificada por el Poder para mantenernos en “nuestro lugar” y ojalá
muy lejos de ese reino homosexual lleno de panfletos pro-familia y
mercantilistas.
Para
el ideal “gay” somos la antítesis del “gay” romántico, respetuoso y
profesional, con proyectos familiares y empresariales, muy orgulloso de su
bandera multicolor, siempre limpiando con desinfectante antes de poner su
culito “satisfacho”. Somos el punto negro en ese rostro blanqueado a puro polvo
cosmético que amenaza con estallar y mancharles de grasa y sangre tanto
esfuerzo bien acogido por el sistema.
Para
Rolando Jiménez y Pablo Simonetti no somos más que el goce privado de sus
hipócritas ganas. Deben mantenernos fuera de su fiesta, sino pierden la gran
torta que les ha regalado el Poder”.
Tomado de: http://www.ociogay.com/
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