Terror ha generado en la
comunidad gay de Uganda la propuesta de volver a introducir un proyecto de ley
que condena a la pena de muerte a quienes sean sorprendidos en relaciones
sexuales con personas de su mismo sexo.
La ley, conocida como "kill the
gay" (mata al gay) había sido introducida por el miembro del parlamento ugandés,
David Bahati en el año 2009. En esa época, la ley proponía
las severas sanciones para quienes eran sorprendidos en actos sexuales con
personas de su mismo sexo, con menores de edad o con discapacitados.
También
sentenciaba a muerte a los convictos contagiados con VIH que mantuvieran
relaciones homosexuales. Asimismo "kill the
gay" establecía cadena perpetua para quien tocara a otra persona del mismo
sexo con una connotación sexual.
La controvertida ley fue
detenida, en parte por el lobby internacional que amenazó con cortar las ayudas
a ese país, además de los esfuerzos de los grupos de derechos humanos.
Sin
embargo el hecho más dramático que ayudó a frenar esta ley fue el asesinato del
activista gay David Kato, quien fue asesinado luego que un diario local
publicara su nombre junto al de un centenar de otras personas, identificándolas
como conocidos "gays y lesbianas" bajo el titular "Kill the
gays", hecho que causó estupor en la comunidad internacional y que hizo
que el gobierno ugandés finalmente no prosperara en el controvertido proyecto.
No obstante en 2012
volvió a ser puesto en el debate la restitución del proyecto de ley. Es así que
en noviembre del año pasado, la portavoz del parlamento Ugandés, Rebbeca
Kadaga, señaló que en la cultura de Uganda "no tiene espacio para los
gays" y que la ley debería ser repuesta como "un regalo de
navidad" para el país.
Hay que señalar sin embargo
que, según los miembros del parlamento, el proyecto ha sufrido modificaciones,
eliminado la pena de muerte, cambiándola por penas de cárcel. No obstante
aquello, lo preocupante es que el espíritu de la ley original permanece
intacto, sancionando la homosexualidad en Uganda como un delito.
A ello hay que señalar que
la comunidad gay ugandesa está aterrorizada por esta ley, no sólo por las penas
establecidas, sino porque legitima desde el estado la persecución contra los
homosexuales.
Los activistas gay temen por
sus vidas, puesto que, salvo la comunidad bien informada, mucha gente piensa
que la ley ya está promulgada, y ven a los homosexuales como criminales. Por
ello abogan por que el proyecto sea retirado, ya que la remoción de la pena de
muerte no tiene ninguna utilidad real.
Por ello, afirman que
acudirán a la corte penal internacional si el proyecto es promulgado. Pepe
Julian Onziema, activista de "Sexual minorities Uganda" señala que
"Es una mala ley que no debería existir, ya que remover la pena de muerte
y cambiarla por una sentencia de por vida sigue haciéndola suficientemente
mala."
Tomado de: http://anodis.com
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