La ecuación es económica: los turistas homosexuales se dejan
en la ciudad imperial 385 euros más que otros segmentos de visitantes, según un
estudio, pero, además, Viena es conocida internacionalmente por la música y la
cultura, dos ganchos para este tipo de público. Así que las autoridades han
decidido lanzar una campaña para mimar aún más al público arcoíris.
Viena permite las uniones civiles desde enero de 2010, es
decir, las parejas homosexuales pueden elegir la antigua residencia imperial,
el palacio de Schönbrunn, para casarse en una ceremonia civil y luego
permanecer en los alrededores en la luna de miel.
Entre las principales atracciones está el Palacio de
Belvedere, construido por el Príncipe Eugenio de Saboya, un general que los
historiadores especializados en los Habsburgo han alcanzado un amplio consenso
en que era gay.
También la Vienna State Opera House tiene un importante
componente homosexual, más allá del tipo de público que acuda: fue diseñada por
dos arquitectos gays, uno de los cuales se suicidó en 1868 después de que el
edificio fuera duramente criticado.
Viena se ha unido a una creciente lista de ciudades europeas
que tratan de atraer a los turistas gays y lesbianas, pues los expertos
consideran que, dentro de la actual recesión, son el segmento que seguirá
gastando en viajes.
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