Foto: http://www.vocativ.com
La comunidad LGTB de Estambul se ha contado entre los
manifestantes más visibles en Gezi, un parque que venía sirviendo de refugio y
lugar de encuentro. Hasan Yavuz se disponía el pasado 11 de junio a proveer
comida y asistencia médica a los concentrados en el Parque Gezi (y desalojados
a la fuerza el pasado domingo), cuando fue detenido por la policía.
Al ser preguntado si iba a ayudar a los “terroristas” allí
congregados, el activista LGTB respondió afirmativamente, declarando que se
trataba de una cuestión de humanidad, a lo que los policías contestaron
golpeándolo en el suelo y arrestándolo durante cuatro horas.
Y en un incidente separado, otros tres activistas LGTB
habrían sido insultados por la policía el 12 de junio, debido a su orientación
sexual. Al parecer los activistas se dirigieron a los antidisturbios
preguntando por indicaciones, cuando los agentes notaron que uno de ellos
portaba el símbolo de uno de los colectivos LGTB concentrados en el parque y
comenzaron a proferir insultos homófobos.
En declaraciones a Gay Star News, un portavoz del colectivo
LGTB turco KAOS GL manifestó que Recep Tayyip Erdoğan, Primer Ministro del
país, está intentando “demonizar” a los pacíficos manifestantes, calificándolos
de “terroristas”: “Nadie está a salvo [de la violencia policial].
Incluso
mujeres cubiertas con velo y que protestaban contra el gobierno han sido
víctimas de la policía, igual que kurdos, izquierdistas, niños, periodistas,
abogados, médicos, feministas y personas LGTB. [...] En tales condiciones la
homofobia de la policía se hace más visible”.
Lo cierto es que la bandera arcoíris ha sido uno de los
símbolos más visibles de los congregados en Gezi. Este parque venía sirviendo
de refugio a la comunidad LGTB de Estambul, usado como lugar de encuentro
nocturno relativamente a salvo de la persecución habitual (descrita en esta entrada
del pasado mes de julio que por desgracia sigue plenamente vigente).
Cuando las protestas iniciales contra la demolición del
parque, hace ya más de dos semanas, se convirtieron en un movimiento popular
contra el autoritarismo del gobierno turco, los LGTB estuvieron a la vanguardia
de un movimiento que muchos analistas insisten en no describir como otra
Primavera Árabe.
Se trataba quizá de la primera vez que el activismo LGTB turco
se mostraba de una forma tan visible, en una participación aceptada además por
el resto de manifestantes.
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