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Se trata de un antagonismo sexual. Las prácticas sexuales
entre los etoro se basan en tradiciones y creencias culturales. El semen es
necesario para dar fuerza vital al feto. Los hombres piensan que poseen una
cantidad limitada de semen y la sexualidad agota la vitalidad masculina.
Por lo que el nacimiento de niños es un sacrificio necesario
que conducirá a la posible muerte del marido. La relación sexual heterosexual es
sólo necesaria para la reproducción y se evita.
La cultura etoro permite las relaciones sexuales
heterosexuales sólo unos 100 días al año. El resto del tiempo es tabú. Además,
se separa la heterosexualidad de la vida de la comunidad y sólo puede realizarse
en la selva, con los peligros que ello conlleva.
Los actos homosexuales se consideraban esenciales, los
muchachos deben adquirir el semen oralmente de los hombres mayores, no existen
tabúes relacionados con esto. Cada tres
años un grupo de chicos con una edad que ronda la veintena es formalmente
iniciado en la hombría.
La homosexualidad etoro está regida por un código de
propiedad, las relaciones homosexuales entre los varones mayores y los más
jóvenes son culturalmente esenciales, se evitan entre chicos de la misma edad. El comportamiento de los etoros es relevante
para las discusiones sobre género, porque representan un extremo del patrón de
evitación masculino.
El componente sexual de la personalidad humana, cómo
expresamos nuestros impulsos sexuales, naturales, es una cuestión que la
cultura y el entorno determinan y limitan. Y es precisamente la cultura y el
entorno el que da lugar a las diferenciaciones de género.
Tomado de: http://www.elrincondeburdon.com
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