Oystein Bogen
Foto: http://journalen.hioa.no
Las medidas de seguridad se están haciendo cada vez más omnipresentes
en la tranquila ciudad de Sochi. A falta de casi tres meses para el inicio de
los Juegos Olímpicos de Invierno, la polémica por las medidas homófobas del
gobierno de Putin sigue acompañando a la cita deportiva.
En un intento desesperado por ocultar la disidencia, las
autoridades rusas están ejerciendo sobre la prensa un riguroso control. “Por
supuesto que hay censura, no se le puede llamar de otra forma. Esto demuestra
que a nuestras autoridades no les preocupa la comunidad internacional y la
reacción que otros países puedan tener a estas acciones”, reconoce a Euronews
el activista de derechos humanos Semyon Simonov.
El periodista Oystein Bogen y el camarógrafo Aage Aunes, que
trabajan para el canal que retransmitirá oficialmente los Juegos en Noruega,
han denunciado que han sido detenidos en seis ocasiones y han sido víctimas de
acoso y amenazas de cárcel.
Durante una de las detenciones, la policía ha interrogado de
forma agresiva a los periodistas, inquiriendo sobre su trabajo, sus fuentes de
información e incluso sus creencias religiosas. HRW ha denunciado también que
en más de una ocasión, las autoridades denegaron a los periodistas su derecho a
contactar con la Embajada de Noruega en Moscú.
La libertad de prensa está expresamente garantizada y
protegida según la Carta Olímpica, que dedica una sección entera a la
"cobertura mediática de los Juegos Olímpicos". El COI está obligado a
tomar "todas las medidas necesarias para asegurar una completa cobertura
(de los Juegos) por diferentes medios de comunicación".
Tomado de: http://noticias.universogay.com
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