El viernes pasado Sarah Palin no encontró
mejor cosa que hacer que ir a comprar pollo frito con su esposo esquimal,
hacerse una foto y subirla a su Twitter. "Hemos venido a Chick-fil-A para
apoyar este gran negocio", escribió.
Chick-fil-A es una de las 16 grandes
cadenas de restaurantes de pollo en Estados Unidos y Palin no la eligió de
casualidad: quería recordar que, si a alguien le apetece una extra crusty spicy
chicken wing, es mejor que se la compre en una cadena abiertamente cristiana
que hace las siguientes cosas: aportar más de tres millones de dólares a
organizaciones que intentan boicotear los derechos de gays y lesbianas, regalar
CD’s promocionales de la asociación ultraconservadora 'Focus on the familiy'
con los menús infantiles (¡con los infantiles!) y permanecer cerrada
absolutamente todos los domingos, incluso el del Super Bowl, cuando en EEUU se
consumen 125 mil millones de alitas de pollo. Si al séptimo día Dios descansó,
los pollos y Sarah Palin también.
Tomado de: http://www.revistavanityfair.es
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