En un duro golpe a los sectores más conservadores, el Estado de Luisiana, Estados Unidos, acaba de despenalizar el sexo anal y el oral como "delitos graves". La legislación que limita los actos sexuales ha estado vigente en esa entidad desde principios del siglo XIX, incluso siete años antes de haber logrado la condición de Estado. Cualquiera que se viera condenado por esas prácticas ("cópula carnal no natural") adquiría el estatus de delincuente sexual, lo que llegaba a estar penado con la cárcel.
Los defensores argumentaron que la legislación estaba injustamente dirigida contra determinadas razas y géneros. De los condenados por estos tipos de crímenes, casi todas eran mujeres y casi tres cuartas partes negras. Mientras que las prostitutas heterosexuales blancas se quedaron por lo general fuera de estas acusaciones, los trabajadores del sexo gays y transexuales llegaron a pagar fuertes multas y eran sometidos al ridículo público. De los 861 delincuentes sexuales registrados en Nueva Orleans en diciembre de 2010, más de la mitad fueron registrados por estos "crimen contra la naturaleza".
"Durante más de dos décadas, la gente, en gran parte mujeres de color con bajos ingresos, incluyendo a las transexuales, han sido marcados con esta letra escarlata, simplemente porque fueron condenados en virtud de esta ley arcaica y discriminatoria", asegura Deon Haywood, activista en favor de los derechos de la mujer.
"Para las trabajadoras del sexo y para jóvenes LGBT, esta legislación ha creado una barrera casi infranqueable a la tan necesaria vivienda, empleo, tratamiento y servicios; pero vamos a seguir luchando por la justicia para todos aquellos que aún viven bajo las penas del pasado", concluye el activista.
Tomado de: http://zonadiversa.blogspot.com
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