Vladimir Luxuria (izq.) y el Cardenal Angelo Bagnasco
Durante el funeral en honor del sacerdote Andrea Gallo en
Génova, ha sucedido un hecho sin precedentes, y quién sabe si determinante para
el comienzo de una apertura de la Iglesia Católica en el reconocimiento de
derechos y libertades del colectivo LGTB.
El Cardenal Angelo Bagnasco, Arzobispo de Génova y, nada más
y nada menos que Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), ha dado
la hostia consagrada a Vladimir Luxuria, transexual, artista y exparlamentaria
por el partido Refundación Comunista.
Lo cierto es que Bagnasco tuvo que reconocer a Luxuria, pues
ésta ya había intervenido con una lectura durante la ceremonia. El simple hecho
de que no negara la comunión a una persona que, según la ortodoxia católica,
está en flagrante pecado, se puede interpretar de varias formas.
De un lado, algunos lo han calificado como un acto simbólico
por parte de un sector de la Iglesia, con mucho peso en la Santa Sede, que
pretende abrir la doctrina para no dejar sin amparo a varios de los colectivos
marginados durante mucho tiempo. Del otro, hay quienes ven un hecho aislado,
propio de la emoción del momento, ya que el sacerdote Gallo era muy querido por
todos.
La propia Luxuria quiso contar su experiencia en el funeral,
"no comulgaba desde los 17 años, pero esta vez lo hizo en homenaje a don
Gallo, a quien doy las gracias por habernos hecho sentir hijas de Dios".
Para explicar el momento de la comunión añadió, "Miré a los ojos del
cardenal, me reconoció y, sin vacilaciones, me dio la hostia". Es el
comienzo de una apertura, sentenció la exdiputada.
Tomado de: http://noticias.universogay.com
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