Padre Donald Minchew (izq.) y Mustajab Hussain
Fotos: http://themuslimissue.wordpress.com/
El padre Donald Minchew no es precisamente uno de esos sacerdotes
liberales, más bien todo lo contrario. Saltó a los medios hace un par de años
por criticar duramente las “medidas progresistas” de la Iglesia anglicana, pues
entendía que estaba “perdiendo los valores tradicionales”.
De hecho, permitir que las mujeres accediesen al sacerdocio
fue la causa por la que abandonó esta Iglesia en 2012, junto a otros 70
sacerdotes de su mismas orden, y se convirtió al catolicismo.
Unas férreas posturas que chocan con su decisión de contraer
matrimonio homosexual mediante una unión civil celebrada en 2008, con el inmigrante paquistaní Mustajab Hussain.
El
ex-sacerdote remarcó que, en realidad, ni él ni su pareja eran homosexuales,
sino “viejos amigos”, ya que sus respectivos padres sirvieron juntos en el
ejército durante la Segunda Guerra Mundial.
La coartada del sacerdote fue rebatida por el propio padre
de Hussain, Muhmmad Sadiq, funcionario retirado del Gobierno paquistaní. Según
los periodistas del Daily Mail que pudieron hablar con él, declaró que nunca
había conocido al militar Minchew y que ni siquiera había servido en el
ejército.
Minchew, de 66 años de edad, admitió así que había contraído
falso matrimonio “para ayudar a un amigo de la familia a conseguir los
papeles”. De hecho, ya estuvo casado en otra ocasión y tiene cuatro hijos. Por
otra parte, también alegó que Hussain, 34 años más joven que él, estaba casado
y que su esposa vivía en Islamabad.
Las primeras consecuencias ya han llegado: fue expulsado de
la iglesia católica y ahora sufre las amenazas de los responsables de Interior:
“Estamos decididos a tomar medidas enérgicas contra los infractores de las
leyes de inmigración”.
El padre Minchew admitió también que nunca había puesto en
conocimiento de la Iglesia católica su estado civil, y agregó que había sido
una omisión deliberada, “por lo que voy a tener que pagar un alto precio”. A
pesar de ello, insistió en que no se sentía avergonzado de sus actos.
El
escándalo sigue la estela de otras investigaciones abiertas contra varios
clérigos de la Iglesia anglicana. Todos ellos, por ayudar a inmigrantes a
obtener permisos de residencia mediante supuestos matrimonios falsos.
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